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Los vinos de LUBERRI Familia Monje Amestoy

Queridos enófilos, hoy les vamos a hablar de una gama que proponemos en esta tienda, los vinos de LUBERRI elaborados por la Familia Monje Amestoy.

FLORENTINO MARTÍNEZ MONJE es el alma y la fuerza de Luberri-Familia Monje Amestoy. Hombre hecho a sí mismo, es un apasionado de la Rioja Alavesa, su pequeño país vitícola que pocos conocen tan bien como él. Florentino encabeza con energía la bodega familiar en Elciego, donde su empeño por progresar ha conseguido unir modernidad y raíces en cinco irrepetibles vinos tintos.


Entrevista a Florentino Martínez Monje

¿QUÉ ES LUBERRI? —Un proyecto de vida con el que expresamos nuestra manera de entender el vino, de vivirlo, de disfrutarlo y hacerlo disfrutar. Trasmitimos algo muy sencillo y a la vez muy profundo: una personalidad propia. Y para ello contamos con una base de una calidad indiscutible, la uva tempranillo autóctona de nuestra zona, la Rioja Alavesa. A partir de esta realidad, creamos algo único, el carácter LUBERRI.

¿CÓMO ES ESE CARÁCTER? —Auténtico, directo y apasionado. Yo siempre voy de frente, en la vida y con el vino. Nuestros vinos son así, honestos y verdaderos. Son tierra, clima, trabajo, tradición y una mirada al presente. Finos y con una estructura potente, como deben ser los tintos de tempranillo. Y con algo especial, una nariz delicada y llena de matices, y a la vez profunda. Un aroma que nos diferencia.

¿CUÁL ES EL MEJOR MOMENTO PARA BEBERLOS? —Siempre. No hay una ocasión especial porque todas son especiales. Los nuestros son vinos para la cotidianidad, para todos los días. Su sensación de plenitud no abruma, sino que es cercana y cordial. Esto es evidente en el caso de LUBERRI y SEIS, porque son los vinos jóvenes o de maduración más corta.
En cuanto a BIGA, nuestro crianza de 12 meses, consigue unir el encanto del primer sorbo del vino joven con la complejidad de aromas que da el paso por barrica. La carnosidad con la finura. Es un vino excepcional y a la vez amable, un gran compañero. También los vinos de alta expresión y de parcelas seleccionadas, es decir, MONJE AMESTOY y CEPAS VIEJAS, muestran ese  esplendor noble y cotidiano, pues junto con un gran cuerpo mantienen la acidez y la frescura.

Y PARA LA BODEGA, ¿CUÁL DIRÍAS QUE ES EL MEJOR MOMENTO? —A lo largo de todo el año hay momentos preciosos. Recorrer las viñas para tocar la uva, saber cómo está e incluso intuir qué va a aportar. O la vendimia, una etapa de especial intensidad, con la entrada de la uva en bodega. O también la cata del primer vino y su presentación en sociedad. Pero lo mejor de todo es el contacto con el consumidor, entender qué piensa, qué opina, qué busca en el vino. Este conocimiento atento nos ha permitido con el tiempo elaborar unos productos de alta gama sin caer en unos precios desorbitados.

EN ESTE SENTIDO, ¿QUÉ SIENTES CUANDO EN UN RESTAURANTE VES A LOS COMENSALES COMER CON UN VINO DE LUBERRI? —Un orgullo muy grande, da gusto. Es lo que decía antes: ir de frente permite que a uno, como viticultor, le llenen de satisfacción esos momentos en que, al final, lo que haces es compartir una pasión, una ilusión, un trabajo dedicado y minucioso. Ver disfrutar a alguien con nuestro vino es algo casi mágico.

Florentino Martínez Monje

¿CÓMO NACE LUBERRI-MONJE AMESTOY? —Junto con María José, mi mujer, creamos la bodega en 1991. Desde hacía unos años ya habíamos ido comprando algunas parcelas de viñedo aquí y allá, mayoritariamente en el municipio de Elciego. Yo procedo de una familia de agricultores de San Vicente de la Sonsierra que se estableció en Elciego cuando yo tenía ocho años. Aquí, mi padre, mis hermanos y yo llevamos durante muchos años una empresa agrícola y de servicios. Yo di un paso más allá, y de cuidar las viñas de otros pasé a levantar mi propia bodega, en cuya gestión cuento con la colaboración fundamental de mis hijas Laura y Miren.

Y HOY ESTÁIS EN LOS PRINCIPALES MERCADOS DE ESPAÑA. —Eso es, vendemos principalmente en el norte y centro, con un porcentaje creciente que va a la exportación, a algunos países europeos y a Estados Unidos. En total la bodega produce 350.000 botellas.

¿CÓMO ES LA ELABORACIÓN de Los vinos Luberri Familia Monje Amestoy? —La base es el método de la maceración carbónica, tradicional en la Rioja Alavesa y que hemos renovado para elaborar los vinos más jóvenes, el LUBERRI y el SEIS. En los crianzas y reservas de alta expresión, ya en la misma viña seleccionamos las mejores uvas de las cepas más viejas. Luego, para desarrollar la vinificación, la bodega está dotada de una tecnología puntera, con depósitos de acero inoxidable, equipos de frío y demás prestaciones avanzadas. Otro de los puntos fuertes es la sala de barricas, dotada de 750 barricas de roble francés y americano.

EN TODO EL PROCESO, LA UVA ES LA MÁXIMA PROTAGONISTA. —Claro, es que todo viene de ahí, de la tierra y de nuestro principal tesoro, la tempranillo. Equilibrada y elegante, con cuerpo y color, es fundamental para conseguir esa fruta que tienen los vinos jóvenes; por otro lado, es óptima para la crianza en barrica. En el viñedo aplicamos las tareas justas y adaptamos el cultivo a las circunstancias de cada año. Y cuando llega la vendimia, a mí me gusta coger el fruto en el momento óptimo para cada tipo de vino. De hecho, este es unos de los secretos de Luberri, de esa armonía tan maravillosa y tan inexplicable que tienen nuestros vinos.

EN ESTE EQUILIBRIO, ¿DÓNDE ESTÁ FLORENTINO MARTÍNEZ MONJE? ¿QUÉ PAPEL JUEGAS? —Tengo el compromiso de poner en relación el viñedo, la viticultura, la bodega y una idea del vino que es tradicional y actual a un tiempo. ¿Eso cómo se hace? Pues digamos que tengo los pies bien asentados en la tierra y la cabeza en el cielo, mirando las estrellas. Soñando pero también intentando prever qué tiempo nos hará mañana.

Los vinos Luberri Familia Monje Amestoy:

Fuente: pagina web de Luberri